Porque soy una solitaria. Porque soy de verdad una solitaria. De esas que prefieren esconderse tras un par de lentes de sol (gafas para mis amigos españoles), de esas que gustan más de la sombra de su habitación que del calor de la arena en una playa repleta de gente dicharachera. ¡Sí, soy una de esas! De esas que se animan más en la penumbra que en el sol de gente. Seguro que los hay millones como yo (aparentemente entro en ese 20% que dicen llamarse introvertidos). Como dice el dicho, yo no creo, pero que las hay, las hay. Sí, los solitarios o introvertidos o quizá para algunos excéntricos (algo que me suena muy borgeano por otra parte) conformamos un sector no muy grande de la población. La mayoría (y las mayorías no siempre tienen razón) pues, es ampliamente extrovertida, fiestera, con ganas de ver a mucha gente, de llamar por teléfono sin pensarlo para estar en contacto y ponerse al día.
¿Seremos así todos los escritores? No todos los escritores son introvertidos. No todos los introvertidos son escritores.
Recuerdo perfectamente cuando mi profesor de Teoría del Conocimiento me dijo enfáticamente que nada de eso, que nadie es todo el tiempo introvertido o extrovertido sino que uno cambia según el contexto o la situación. ¡Menudo embrollo!
Pero de todos modos, creo que tiendo a ser solitaria. ¿Hay algún otro lobo solitario también por allí?
9 comentarios:
Yo creo un poco lo que te dijo tu profe. De hecho, soy alternadamente, las dos cosas.
Ahora, si creo que el escritor, en el mismo momento de escribir, en los momentos de pergeñar su escritura, se cierra al mundo. Al menos, es lo que a mi me pasa. No puedo escribir en bares o reuniones. Alguna vez pero es muy, muy raro. En gral. escribo en casa y cuando no hay nadie. Y además, cuando estoy en proceso de escritura odio el ruido y las voces. Me convierto en más bicho de lo que soy. Ahí, soy introvertida. Pero en otros momentos me gusta estar en el mundo. Un poco y un poco...tampoco lo eligo, es según.
No creo que se pueda ser todo el tiempo solitario. A mí también me atrae más un ambiente tranquilo, con poca gente, que una multitud. Pero a veces hace falta conectarse con el mundo. Para escribir no necesito un ambiente en particular. Puedo hacerlo en el trabajo si justo llega la inspiración, o en mi casa. Eso sí, perfiero el teclado a la lapicera. Soy un poco extraño en el sentido de que le doy forma a la historia en mi cabeza y después la escribo. Los retoques son mínimos, está todo pensado antes de empezar a escribir.
Bueno, yo no soy escritora, pero pienso ahora en Truman Capote, quien vivió una vida, que se podría denominar, extrovertida: en contacto además con una sociedad a la que se le suele llamar"frívola" como la holliwoodense...y fue un escritor genial. Me parece tiene más que ver con la personalidad de cada uno/a...
Muy interesantes todos los comentarios. Sí, laveron, yo también me convierto en más bicho de lo que soy cuando escribo! Y necesito la soledad y meterme bien adentro mío. A mí también Julio me ha pasado muchísimas veces que tengo todas las palabras adentro como estructuras y luego salen los poemas como chorros de agua! Más aún cuando era veintiañera! Extrovertido o introvertido, that's the question Laura! Definir la personalidad también es un lío: qué es normal? qué es estar loco? qué es ser excéntrico? En fin!
" Entonces, un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo.Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse." Una de mis partes favoritas de "Música para camaleones", de Capote.
Yo suelo ser introvertido en presencia de otras personas, eso significa prácticamente desde que poso un pie fuera de casa, porque la sociedad está ahí afuera, e incluso a veces cuando invade mi castillo en la personificación de un plomero (fontanero, para los amigos españoles), de un electricista (aunque mi introversión me ha llevado a convertirme casi en uno a fuerza de electrocutarme sonadas veces)... Por el contrario, cuando estoy solo, me vuelvo extrovertido, los diálogos fluyen, me vuelvo dicharachero, locuaz, ocurrente, seductor. Es una pena que todo eso suceda sólo dentro de mi cabeza... Tras años de experimentos mi conclusión (no concluyente) es que el número ideal de interlocutores es tres. La parte creativa: caminando, siempre caminando de modo solitario, cuando es más difícil por otra parte posar el lápiz sobre el papel decorosamente...
Blessed are you who has given each man a shield of loneliness so that he cannot forget you. You are the truth of loneliness, and only your name address it. Strengthen my loneliness that I may be healed in your name, which is beyond all consolations that are uttered on this earth. Only in your name can I stand in the rush of time, only when this loneliness is yours can I lift my sins towards your mercy.
(Leonard Cohen)
Pienso que se trata de las limitaciones que te van creando tu entorno social y familiar. Por ejemplo: la idiosincracia uruguaya es demasiado autocrítica y culturosa, si uno no cumple determinadas exigencias básicas en el campo que sea, será cuestionado. Esto provoca que hagamos arte con cuidado o que algunos superen todas las pruebas y consigan extravertirse pero con un pesado neón en la frente siempre encendido, como un dossier que te autoriza en el tema.
La inspiración es libre, pero nosotros no estamos siempre receptivos porque no lo somos, si nos liberamos de todos los prejuicios, traumas y temores, encontraremos la inspiración en cualquier lugar y momento.
Sí, Bernardo, estoy de acuerdo contigo. Creo que el medio uruguayo es hipercrítico y que es importante liberarse de los temores y complejos que lo persiguen a uno. A veces irse (como es mi caso de Uruguay) ayuda a ese proceso de búsqueda y descubrimiento, ya que esas ataduras y prejuicios, si bien no desaparecen del todo, se perciben de otro modo, bajo otra perspectiva, sin las presiones del medio social y familiar. Ese estado de la conciencia o el espíritu ayuda a la inspiración sin duda!
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