Creo que todo artista tiene una relacion intensa con su cuerpo. O al menos empecé a escribir poesía cuando me encontré con mi cuerpo, o encontré a mi cuerpo, quizá ambas opciones sean igualmente válidas. Suena extraño, lo sé. Para la mayoría, el cuerpo está en un lugar y la cabeza en otro, ambos se diferencian cabalmente y no queda lugar para dudas. Es cuando empiezas a dudar que todo cambia, que los cambios empiezan a sucederse. De pronto, la poesía se encarnó en mi cuerpo, tuvo por fin, un eje, un soporte real. Todo cobró cuerpo, la poesía era mi cuerpo, mi cuerpo era poesía. Dirán, seguro que exageras! Pero en este caso no miento. Estoy hablando, por supuesto, de una experiencia, y si algo sé, por la teoría y la práctica, es que la experiencia es de cada uno, intransferible, única, inabarcable. De todos modos, están las palabras encarnadas, imbuidas en mi cuerpo, listas para comportarse de un modo empático, para que alguien sienta la emoción primigenia de la poesía.
4 comentarios:
Creo que te entiendo, ciertamente es difícil de explicar porque si, estamos educados en que la cabeza es una cosa y el cuerpo otra...
La experiencia de cada uno es única pero no por esto exclusiva. Un artista puede descubrirse un día determinado de nuestra madurez, a los 20 a los 60 o a los 8 años. El cuerpo interactúa obviamente en mayor o menor grado, pero siempre está implicado. Como músico, yo empecé a cantar con 8 años y sin darme cuenta ya estaba componiendo, pero no me permitieron cantar hasta después y sin embargo aunque la garganta no maduró hasta bastanta más tarde yo sentí que ella y yo nos descubrimos en esa primera vez. Como actor, mi cuerpo era una herramienta vital para la expresión y aún cuando no estaba maduro ya sentía una compenetración mágica entre mi sentir artístico y mi complexión. Creo firmemente que el artista nace a pesar de que muchos lo descubren o lo pueden desarrollar después, pero el cuerpo sin duda es parte implícita de nuestra expresión, de nuestro arte.
Gracias por sus comentarios. Refiriéndome en particular al tema tratado en Delirios III, creo que es más fácil hablar de otras cosas que del cuerpo. No sé, es mi sensación. Me parece que en mi caso siempre fue central, y pienso que en mi escritura se ve reflejado ese camino de búsqueda personal. Quizá sea una puerilidad decirlo, pero ahí está.
Comparto, y lo haría extensivo a la narrativa, y más, a todo arte hecho desde dentro de uno mismo...
Siento, al escribir, que lo hago desde y con mis tripas, es una sensación más visceral, es una disposición muy interna, más que de piel o miembros, pero definitivamente, es corporal, sin duda,,,
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