viernes, 30 de octubre de 2009

El espacio primero

¿Guardaespaldas quién guarda

las espaldas? Las espaldas nos guardan.

Estamos guardados,

Desprovistos, insisto,

Metidos, con nudos, bien nudos,

Apretados, los dientes y las uñas,

esos extremos que llamo pies,

que quedan tan lejos si te agachas

a buscar la tierra

que gira bajo tus pies

que son extremos,

extremadamente ajenos,

de tus manos y tus labios,

tus dientes y tu boca.


Desata, digo, desata,

como desatas un nudo,

desaprende, piensa, desaprende,

estás incrustado,

crustáceo eterno

y pétreo.


Amanece desanudándote,

visualiza tus manos,

desatando, desabrocha.


Sueña la antorcha,

fractura, descontractura,

gime, llora.


El horizonte

perdió sus tildes.

Yo corono la aurora,

y pienso en músculos

que se desatan,

en abrir los espacios,

que por complacer

cerramos.

6 comentarios:

Unknown dijo...

en eso pensaba hace un rato

Paula Einöder dijo...

a ver, cuente!

Unknown dijo...

ya conté

Gustavo Esmoris dijo...

Recuerdo bien este poema y el anterior, fueron parte de una antología de poesía rioplatense que apareció por el 95, que tuvo la virtud de presentar a Paula -¡y de qué manera!-en el mundo de la literatura uruguaya.

e9 dijo...

Guardábamos (al principio),
las formas
las palabras
los árboles y espaldas
en bosque secreto
tras la verja de tu casa.

Sacábamos (siguiendo),
tu fluir dinámico
(mi compás de espera)
tu perro inquieto
por mañanas mágicas
de árbol adentro
y corazón quimera.

Contábamos (asumiendo)
sinrazones burbujeantes,
compartiendo
el intento
el momento
la bondad del tiempo
susurrado.

Iones,
comuniones y sones
(sonando silentes)
latimos bravos
vivos
y nunca más
nos vimos.-

Paula Einöder dijo...

gracias por tu poema, realmente me retrotrajo! abrazo