miércoles, 19 de marzo de 2008

interludio III

Hoy siento mucha nostalgia. Es como si la nostalgia me llenara de sueños, como si me buscara en estas noches llenas de cansancio y de insomnio, como si mi boca se llenara de palabras nunca dichas. La nostalgia me ha acompañado siempre en este viaje - viaje de la poesía, viaje de la vida, el viaje de los viajes. Soy propensa al pasado, como si la flecha me llevara de aquí hasta allá, en un interminable pasado sin presente, donde el futuro es un nunca-jamás-país.
Soy propensa a la nostalgia, a dejarme llevar por sus vaivenes inconmensurables. La nostalgia me persigue y se desliza en los intersticios de todos mis poemas con una tenacidad o terquedad insana.
Miro hacia atrás y veo una columna de sal. Miro hacia atrás y veo las marcas. Miro hacia atrás y cuántos saltos, cuántos pasos dados hacia el vacío. Mi poesía se amamanta de la nostalgia como un bebé hambriento de la leche materna. Estoy volcada a todo mi pasado, a todos mis pasados, a los que la nostalgia se inventa cada día, a esas imágenes que me consumen todo el tiempo. Miren, es sencillo, estoy en cuerpo pero nunca en alma. Soy un fantasma, nunca me podrán asir. La nostalgia, la nostalgia, la nostalgia...

1 comentario:

Manolo dijo...

Me gustan tus palabras ... pero, son una poesía o tu sincera sensación de la vida, supongo que nadie puede imaginar los sentimientos de un personaje si no queda plagado por los de uno mismo.

chau

en qué consistirá el talento poético?