No hay que creer para nacer: simplemente nacemos mordiendo el trueno.
Más adelante explotarán nuestras narinas y nos llenaremos de alambres para que alumbre el tallo.
Pequeños monstruos a mansalva nos crecen. Nacemos para no morir.
En eso estamos cuando la campana se retuerce en venas cerradas a cal y canto.
Pero eso también pasará: simplemente naceremos.
sábado, 28 de abril de 2012
domingo, 15 de abril de 2012
El plato fuerte
Perdí el hilo de todo pero encuentro
que tengo una madeja desordenada
una montaña de caos destejido mirándome.
¿Qué hacer frente a tanto desastre?
Definitivamente la solución la encontré en
unas tijeras:
corté y corté y corté.
Al final tuve hilos menos largos
obviamente sin nudos.
Eran unos tallarines de pedazos de tiempo
puzzle de historias y recortes de espacios
que además no tenían condimento y lo peor
¡seguían contemplándome como si nada!
sábado, 14 de abril de 2012
pátina
por tanta lluvia
se resbalan las palabras
caigo en la pátina de los días
el pozo más profundo
está en la boca de mi estómago
las teclas están todas
pero se perdió la música
llueve un poco más en el lado izquierdo
pero compruebo
un latido oculto
persistente
ganándole a la lluvia toda el agua
de mi melodía más húmeda
martes, 10 de abril de 2012
ars poética o las virtudes de la profanación
la poesía viene de un lugar inaccesible
a una estatura normal
es carente en un coeficiente medio
sonoramente ineficaz
en emociones ventiladas
tiene un alto riesgo cardíaco
acomete al interesado
en los momentos más profanos
es didácticamente anárquica
se divide a si misma
en una meiosis caótica
para reconocimientos previsibles
nunca es titular de ninguna cartera
huele mal dentro del monedero
pero sí es agradable en sobres
debajo de almohadas
al oído de cabezas poco usuales
y tiene su cúspide cuando asoma
el ala de su vuelo más carnal
sábado, 7 de abril de 2012
nacimientos II
Si verdaderamente nacemos en las vocales, si nos abrimos al fuego del movimiento, si verdaderamente somos fauces perdidas, si devoramos el ritual de la palabra, si verdaderamente nacemos en el balbuceo hecho carne poética, si comemos las estrellas placentarias ya explotadas, si verdaderamente nacemos en el lobo del bosque rojo, si somos bocas alfareras dispuestas a ser barro luminoso, si verdaderamente nacemos, entonces ven conmigo a beber de la savia medular que aflora en cada estría del árbol, nervadura del bardo en eterno nacimiento.
martes, 3 de abril de 2012
por qué escribo
escribo porque no
sé pensar sin palabras
escribo porque es
de noche y llueve
escribo porque
las palabras nómades se escapan de mi boca
escribo porque a
veces soy sonámbula de voces
escribo porque
llevo esta pesada carga
escribo porque
las voces me dicen cosas insensatas
escribo porque en
la noche se siente más
escribo porque
tengo muchas palabras y poco papel
escribo porque es
mejor escribir que callar
escribo porque
las palabras tienen vida propia y quieren salir
escribo porque la
cabeza me da vueltas y necesito la médula del poema
escribo porque se
me importa un pito
escribo porque
los sentidos son esquivos
escribo porque
los pensamientos son un carrusel
escribo porque
siento los pasos de Baudelaire sobre el acueducto
escribo porque la
imaginación es más fuerte
escribo porque
las palabras saben a mañana
escribo porque
tengo insectos girando en las entrañas
escribo porque a
Dafne le han crecido mucho los brotes
escribo porque el
árbol de siempre está listo para escucharme
escribo porque la
invención es la madre de la necesidad
escribo porque es
un ejercicio sin reglas
escribo porque
todo lo demás es aire
escribo porque
las palabras se afilan en mi garganta y me salen por la mano
escribo porque la
escritura es un delirio sensato
escribo porque el
poema tiene una estructura maleable
escribo porque
los versos son arcilla
escribo porque
siempre es mejor escribir que dormir
escribo porque
las palabras atraviesan el espejo
escribo porque
intuyo el ritmo de la canción lindante poema
escribo porque me
cuelgo de frases como ramas
escribo porque
los versos necesitan su pentagrama de papel
escribo porque en
la noche los vapores del envión suben hasta mis ojos
escribo porque
nunca es el mismo río
escribo porque el
agua tiene seres extraños
escribo porque
los poemas se derriten
escribo porque el
tiempo siempre tiene prisa
escribo porque yo
aquí y tú allá
escribo porque
nosotros en este espacio curvo
escribo porque es
el tiempo del poema
escribo porque es
el espacio de las palabras hondas
escribo porque
los pájaros también escriben su canción
escribo porque
canto sin ser pájaro
escribo porque la
corteza del árbol escucha el murmullo de sus raíces húmedas
escribo porque
los insectos caminan por mi espalda de pedregullo
escribo porque mi
estómago es una colina de grillos
escribo porque el
río fluye por mis pupilas
escribo porque de
noche el poeta canta mejor
escribo porque el
silencio también se escribe
escribo porque
las vocales y consonantes se han tejido en el mutismo
escribo porque
mañana no amanece más temprano
escribo porque de
noche las luciérnagas crean collares de luces
escribo porque la
palabra tiene pesados pies
escribo porque el
poema se hace al andar
escribo porque el
camino es largo y el verso corto
escribo porque me
crecen hojas en el pecho
escribo porque las
estrofas abren el baúl de los recuerdos
escribo porque la
memoria y el olvido son lo mismo
por eso
escribo
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