viernes, 23 de noviembre de 2007
interludio II
Sueño otoñal de una atmósfera azul
Radiador de aceite
Burbuja de luna
Te lo digo porque
no me importa nada
tu navaja de lengua
porque hay más soles
precipitándose al agujero
de lo que piensas
porque soy medio en todo
y tu eres una mueca desdentada
Te lo digo aunque
te chupes las cejas
en tu resfrío seco
aunque te acuestes
sonámbulo
en tu noche
de shampoo
destilado
aunque recorras
los cráteres con los ojos cerrados
y no sepas
que debajo de tus párpados
hay otros párpados
solamente un fulgor
cuando te deslizaste
en tu primer respiro intenso
al mundo de la carne-bajo-secador
pero desde entonces
-la nada-
( Y otra cosa: tienes las encías
rojas porque no te
tocó aún la
atmósfera azul).
jueves, 8 de noviembre de 2007
interludio
interludio
de intermedio entre dos piezas musicales de mayor
duración o entre dos actos de una ópera u otra
representación teatral.
La idea de este espacio que llamaré "Interludio" es pensar o descubrir qué pensamientos existen (si los hay) entre cada poema escrito (o no escrito).
Como poeta encuentro difícil conocer mis pensamientos a menos que los exprese en un poema. Wallace Stevens dijo que los poetas son "thinkers without final thoughts". (Pensadores sin pensamientos últimos).
¿Qué sucede con mis pensamientos cuando no escribo poemas? Es algo que me pregunto pero lo hago porque para mi escribir poesía es algo físico. No solo porque, claro está, utilizo mi mano para escribir, no, es más que eso. Es algo físico, corporal, visceral. Empieza en la mano y toma todo mi cuerpo, me vuelvo una casa habitada. No entiendo y no sé qué me pasa en la cabeza hasta que lo veo claramente (u opacamente) en el poema. El poema se vuelve fotografía de los negativos que llevo en mi mente. Todo está oscuro y en penumbras. Así. Entonces con el poema se revela el negativo y quedan a la vista las imágenes. ¿Será que mis pensamientos quedan atrapados en un limbo cuando no escribo? Quizás lo que planteo no sea más que una variante de la corriente que liga indefectiblemente escritura con pensamiento, que el uno no existe sin el otro. Pero, ¿es esto realmente lo que me sucede a mi cuando no escribo? Sin duda, los poetas son pensadores pero no siempre los pensadores son poetas. De ahí que surja ese espacio bisagra (como una especie de twilight zone) entre el poema y el pensamiento. Ese espacio es, justamente, el que denominaré interludio.
domingo, 4 de noviembre de 2007
La escritura de arcilla
Escribiré sin motivo y sin consideraciones.
Agarraré cada palabra bizca y deshecha
y la haré de arcilla.
La pasaré por el fuego. Le daré aliento.
Cada palabra será un hombre.
Poblaré la tierra de palabras. Llenaré páginas de hombres.
Habrá arcilla en vez de tinta.
Escribiré sin volumen. Me cegaré.
No voy a pisar ninguna palabra.
Serán mi bastón.
No voy a buscar al hombre. Porque un hombre
está hecho de texto.
Está tejido de demasiadas palabras.
No voy a buscar al poema. Porque un poema
está hecho de carne.
Está compuesto por demasiados
tejidos y músculos y nervios.
Escribiré sin propósito y sin esquemas.
Pero nadie podrá reprocharme que no haya unido
la palabra con la arcilla, la tinta con la sangre. Además
mi falta de originalidad es buscada.
Lo novedoso y el olvido son lo mismo.
Pero mi poema está escrito.
De eso trata el asunto.