No hay que creer para nacer: simplemente nacemos mordiendo el trueno.
Más adelante explotarán nuestras narinas y nos llenaremos de alambres para que alumbre el tallo.
Pequeños monstruos a mansalva nos crecen. Nacemos para no morir.
En eso estamos cuando la campana se retuerce en venas cerradas a cal y canto.
Pero eso también pasará: simplemente naceremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Eres libre de comentar, pero por favor pon tu nombre y apellido. De lo contrario, tu mensaje será eliminado.