miércoles, 21 de julio de 2010

Delirios III

Creo que todo artista tiene una relacion intensa con su cuerpo. O al menos empecé a escribir poesía cuando me encontré con mi cuerpo, o encontré a mi cuerpo, quizá ambas opciones sean igualmente válidas. Suena extraño, lo sé. Para la mayoría, el cuerpo está en un lugar y la cabeza en otro, ambos se diferencian cabalmente y no queda lugar para dudas. Es cuando empiezas a dudar que todo cambia, que los cambios empiezan a sucederse. De pronto, la poesía se encarnó en mi cuerpo, tuvo por fin, un eje, un soporte real. Todo cobró cuerpo, la poesía era mi cuerpo, mi cuerpo era poesía. Dirán, seguro que exageras! Pero en este caso no miento. Estoy hablando, por supuesto, de una experiencia, y si algo sé, por la teoría y la práctica, es que la experiencia es de cada uno, intransferible, única, inabarcable. De todos modos, están las palabras encarnadas, imbuidas en mi cuerpo, listas para comportarse de un modo empático, para que alguien sienta la emoción primigenia de la poesía.

martes, 20 de julio de 2010

Delirios II

Mientras pienso en mi cuerpo, mi cuerpo se me adelanta y piensa por mí. De hecho, mi cuerpo no me necesita las más de las veces. Va solo y adelantado, siente los momentos antes de que sucedan. Termino dándome cuenta de que mi cuerpo soy yo cuando me dejo llevar. En ese instante entiendo por qué los delirantes siempre están más en su cuerpo que en su cabeza: tuvimos que representarnos tanto que al final lo verdadero quedó sofocado. Sin embargo el cuerpo, al que no le gusta ser acariciado a contrapelo, se termina rebelando, y surge más real que cualquiera de nuestros pensamientos. No digo que todo sea una ficción, pero hay algo en nuestro cuerpo más real que cualquier cosa que nos hayan hecho creer. Y sigo aquí, escuchándome...

sábado, 12 de junio de 2010

trueno

me caí en el trueno

nací espantada

aún sufro convulsiones

cuando la lluvia empieza desde atrás

tengo todos los tics

de los que sienten en crudo

con la piel descosida

ando a los tumbos

no doy dos pasos sin sentir

mi vulnerable diapasón temblando

el peso de mis pesados pensamientos

el plomo de días y noches

el irme quedando

en este contrapunto

de lluvia y tormenta

de suavidad y dureza

soy de las que se levantan sin andar

doy pasos de nada

caigo una y otra vez

pero no avanzo

en esta pasmosa agua seca

estéril música muda

muero espantada

el trueno cae en mí

martes, 25 de mayo de 2010

Singularidades

Todos tenemos algo que nos hace especiales, o como dice el título, poseemos singularidades que nos caracterizan y nos diferencian del resto. A la hora de escribir, pienso que todos queremos ser distintos del resto, o dicho de otro modo, que buscamos parecernos lo más posible a nosotros mismos. Siempre me pareció que el tema de encontrar la voz personal era el quid de la cuestión para cualquier escritor. Entiendo que la voz personal quizá tenga más relevancia para un poeta, que para un narrador. Si lo pensamos, veremos que no es tan distinto de lo que sucede con los cantantes líricos; cada cantante tiene una tesitura y un registro determinado, y trabajará su voz hasta que encuentre su modo único y propio de cantar. Así, el escritor debe buscarse en medio de tantas voces que no son las suyas.

Sin embargo, es evidente que escribir es consecuencia del acto de leer, y que leer producirá escritura; es como una dieta, todo lo que comamos determinará en gran parte nuestro cuerpo; del mismo modo nuestras lecturas influenciarán nuestra escritura, esto ya nadie puede dudarlo. La intertextualidad recorre toda la Literatura, y quizá Borges estuviera en lo cierto cuando señaló que existen pocas metáforas; la Literatura se cuenta y recuenta a sí misma desde tiempos antiguos. En algún momento, el escritor novel también participará en este diálogo de textos, aportando su visión, y eventualmente encontrará su voz, su singularidad, a través de recrearse a sí mismo en las voces ajenas.

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sábado, 15 de mayo de 2010

Delirios I

Aprovechando el título de un poema recientemente escrito, me zambullo en mis delirios, que no es otra cosa que soñar con Rimbaud, que acercarme a la alquimia del poeta francés.
¿Qué rumbo tomarán mis pensamientos? ¿Dónde se halla la poesía? A veces creo que todo ha sido un sueño, del que despertaré; otras veces creo que me despabilaré en mi peor pesadilla, y que lo que se muestra en la película The Matrix ¡no es nada en comparación! Toda la poesía que he leído a lo largo de tantos años, y me pregunto si no habrá sido todo un espejismo, o si por el contrario, la poesía siempre ha estado aquí, al alcance de la mano, pero nadie quiere salir de su mutismo. En el imaginario popular es moneda corriente asociar la locura con los poetas, pero me cuestiono la validez de tal creencia; no obstante, quizá los poetas lo hayan fomentando con sus estilos de vida y escritura. 

En palabras del vate Rimbaud:
"Las vejeces poéticas eran buena parte de mi alquimia del verbo.
Me acostumbré a la alucinación simple"
Sí, los delirios del poeta, profeta, la búsqueda de una visión, las encrucijadas que se deben sortear y, finalmente, la página en blanco, el cerebro en blanco, dar en el blanco...

viernes, 14 de mayo de 2010

delirios

under construction

domingo, 25 de abril de 2010

corteza

under construction

domingo, 18 de abril de 2010

Región de lo inmediato

Escribir y escribir, dar hachazos

al árbol primitivo, a la madera

primigenia, ser un ebanista

medieval, un monje

de monasterio, un meister

de la pluma, un escriba

del templo, un ermitaño

del grafito, talar firme al árbol

hecho hoja, al papiro egipcio

al pergamino de la antigüedad

al gutenberg moderno

y todo por esa luz al fondo del túnel

por cegarnos con la divinidad inmaterial

a través de la materia

del árbol primitivo, de la madera primigenia

y transformar la nada en un huevo fabergé, escribir

y reescribir ahora comprendo, leer y

releer, ahora me interno y ser la

pausa luego del hacha, el silencio

luego del parloteo, fijar la vista

en el cielo de la escarcha, amar

esas flores amarillas que descongestionan

los sentidos, y volver al punto de

partida para partir el árbol primitivo

la madera primigenia, para crear el

sig-oto-el otro-sig-no-el ver-bo-el-as-ombro

para apoyarte luego del escombro

en el árbol primitivo, en la madera

primigenia y obtener sombra luego de

arder en la caldera que chifla y resuena

campana del jorobado de Notre Dame

y ser el trovador que busca al trovador

que rasca el árbol y encuentra el HUEVO

perfecto dentro de la savia caliente

y las barbas de la corteza:

el huevo que late

el latido que le da

la singularidad

a lo inmediato.

viernes, 16 de abril de 2010

You Don't Know What Love Is

Dame un poco de tu infierno

de tu máquina rota

de tu trayecto rasurado.

Es la hora del quiebre.

Justo cuando los relojes se desmoronan

y se ablandan las percepciones

No es este el sitio de la penumbra.

Por eso quiero un poco de tu infierno

de tu fiebre bochornosa

de tu delirio transplantado.

Es el espacio de la náusea

Justo cuando las bocas se preparan para evacuar

un strip-tease del alma.

No hay tiempo, dices

no hay tiempo para aflojar los calambres

para desintoxicar la piel de las toxinas del aire.

Pero quiero un poco de tu infierno

porque quiero sentir el veneno.

Quiero palpar tus sudores nocturnos

tus filamentos delicados.

Quiero escuchar a la mosca cuando se convierte

en un trozo de tus sueños.

Estoy proyectando mi mareo en tu pantalla desnuda.

Estoy depilando mi vientre de monstruos y libros.

Estoy al tanto de que el invierno es fatigoso.

Por eso quiero un poco de tu infierno.

Dame tus noches emancipadas

tus colchas con lunas de incienso.

Te doy mi ombligo por un poco de tu fuego.

Escucho tus bailes a través de mi espejo

y me preparo para la barbarie de tu imagen.

Por eso dame un poco de tu infierno

porque estoy perdida en este paraíso inventado

en estas calamidades asépticas.

Quiero tus altas temperaturas

tus enzimas reventando por el calor.

Sí, dame un poco de tu infierno.

Quiero palpar la irreverencia de tu reino

tus espejos-esperpentos

los tormentos de tu tormenta

tu sinceridad descarada

tu cáscara de existencia

es decir

quiero un poco de tu infierno.