martes, 10 de junio de 2008

interludio VII

Es difícil separar lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo. Eso de encontrar una aguja en un pajar me recuerda muchas veces lo difícil que es hallar un buen poema entre los cientos que escribimos. Pero esto es aplicable a todas las áreas de nuestra vida. ¿No nos cuesta un montón discriminar? ¿No nos cuesta un montón saber distinguir? Sobre todo bucear en nuestro interior y en el interior de nuestros seres más cercanos. A veces es más fácil ayudar al que está a mil kilómetros de distancia y en cambio al que tenemos al lado ni lo vemos. Pero qué digo, es que ni miramos al que tenemos al lado! Le pasamos al lado como si fuera invisible. Y me refiero realmente a los que tenemos muy al lado. Sí, tenemos que dar el salto. Salir de nuestra ceguera. La misma que nos impide ver un buen poema, distinguir una buena canción, apreciar una obra plástica. Del mismo modo, tenemos que salir hacia afuera para ver. No podemos estancarnos para siempre en nuestra angustia interior. Porque aunque cada uno cargue con su cruz, al menos tratemos de darle una mano al que lleva esa cruz que nosotros nunca podremos cargar. Separemos la paja del trigo. Hilemos juntos este telar, este texto. Escribamos las palabras más viejas y las más nuevas. Abramos los ojos, quitemos esta ceguera. Es difícil separar lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo...

1 comentario:

Manolo dijo...

Te has preguntado qué buscamos más... la verdad o la belleza? Quizás somos seres ante todo estéticos porque explicarse o querer explicarse rompe el encanto de lo que salta a la vista. Por ejemplo tu fisonomía es encantadoramente inexplicable e inquietante. No quiero entender por qué salta a la vista y solo podría atreverme a comparar torpemente, lo que pueda rendir mi talento verbal.

Chao